La Luz y el dibujo. 01
La primera relación que se establece entre el dibujo y la luz remonta a la Grecia Clásica, cuando Quintiliano relata que el arte del dibujo toma su forma original de la sombra que el sol proyecta. Hasta aquí todo claro, no hay duda.
Ya en el 1400 empieza la reflexión sobre el dibujo como medio de expresión autónomo. Vasari en el S.XVI lo considera la primera realización concreta de un proyecto en mente.
Esta idea se va perfilando hasta el S.XX en el que Bruce Nawman establece el paralelismo entre dibujo y pensamiento.
Hay en el acto de dibujar una apropiación de la realidad que se observa, Le Corbusier decía que aquello que se dibuja quedará escrito en nuestra memoria para el resto de nuestra vida. Esa realidad es aprehendida en el momento que se conceptualiza, posteriormente es posible traducir y expresar ese pensamiento.
¿Y qué tiene esto que ver con la luz? ¿Y si lo tiene?
Para acercarnos más a la relación existente entre la luz y el dibujo hay que considerar que el dibujo aun siendo uno de sus elementos fundamentales la línea, también es mancha, luz y sombra.
Según J.A.D. Ingerís el dibujo es también el plan, lo modelado…
Uno de los máximos representantes del arte conceptual, Joseph Beuys sitúa el dibujo en la frontera entre el pensamiento y la sensación.
Ya empiezan a aparecer más elementos comunes: proceso, pensamiento, plan y sensación…
El acto de diseñar con luz participa del proceso del dibujo: observación, análisis, conceptualización, traducción y expresión de una idea. Hay un plan trazado unido a un mundo sensorial.
Para que esta pequeña reflexión no dé lugar a malas interpretaciones quizás sea necesario aclarar que así como el arte está ligado al dibujo, el dibujo puede estar desligado del arte.
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